Los olores ofrecen señales de advertencia, ayudan a encontrar compañeros y alimentos, y caracterizan a algunos animales.
Si algo se incendia por accidente, el olfato es por lo general el primer sentido que nos advierte del peligro. Si comemos algo que ha empezado a descomponerse, el sentido del gusto nos hace expulsarlo inmediatamente.En conjunto, estos dos sentidos de detección nos ayudan a diferenciar entre las situaciones seguras y aquellas que representan un riesgo e incluso son peligrosas.
Los humanos podemos distinguir muchas clases de olor, pero comparado con el de la mayoría de los animales, nuestro sentido del olfato es limitado. Logramos percibir olores de cosas que producen gran cantidad de químicos transportados por el aire -como el humo, el césped recién cortado, o la comida caliente-, pero otras formas de aroma más diluidas, como los rastros de una droga, escapan a nuestra percepción.
Entre los mamíferos, los reptiles, los peces y los insectos, el olor es fundamental para investigar el mundo.Un perro puede detectar aromas casi un millón de veces más débiles de lo que nosotros logramos oler. Olfateando distintos aromas, un perro logra saber no sólo qué cerca está, sino también qué olor se siente en el viento que sopla alto. El olor también le dice a un perro qué ha estado en el área y hace cuánto tiempo.
El olor se emplea no sólo en la detección sino también en la identificación. Las ovejas y las abejas son dos de las muchas especies que usan el olor individual como un documento de identidad. Cuando el cordero nace tiene un olor distintivo que su madre reconoce, lo mismo que una abeja cuando ha sido criada en una colmena. Pero si un cordero trata de mamar de otra oveja, o si la abeja entra en la colmena equivocada, los resultados pueden ser desastrosos. Al presentar su carta de identidad "extranjera" el cordero es expulsado y la abeja a menudo muerta.Para los animales que viven en tierra seca, el gusto y el olfato son dos sentidos diferenciados. Para los animales acuáticos son uno y el mismo, ya que todos los químicos a su alrededor se transportan por el agua. Al igual que en la tierra, muchos animales usan estos químicos como indicadores. Cuando un salmón deja el mar y nada río arriba para procrear, se dirige hacia el mismo "sabor" químico de la corriente en que fue incubado. Los científicos han encontrado que, aunque el salmón viaja grandes distancias y tiene que escoger entre innumerables ríos y corrientes, casi nunca se equivoca.
Una mariposa atlas macho encuentra la ruta hacia la hembra el percibir con sus antenas, en forma de pluma, diminutas cantidades del aroma que ella libera en el aire. La hembra puede estar a varios kilómetros de distancia.
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