Más de un millón de personas, aproximadamente la mitad de ellos niños, se hallan al borde de la muerte por inanición en el Cuerno de África, especialmente en Somalia. La Cruz Roja pidió ayer a los donantes 60 millones de euros más para afrontar la tragedia. La ONU, sin embargo, dispone de alimentos pero tiene dificultades para distribuirlos por el bloqueo de las milicias islamistas.
Las imágenes de niños desnutridos son estremecedoras.
La organización puso en marcha un puente aéreo para aliviar la hambruna que afecta el Cuerno de África.
La sequía que afecta a once millones de personas en el Cuerno de África, la peor en 50 años, se ha convertido en hambruna en dos regiones de Somalia. La ONU ha declarado que en Bakool y Lower Shabelle, al sur, el 30% de los niños sufre malnutrición aguda y que dos adultos y cuatro niños de cada 10.000 mueren de hambre al día, algo que no sucede desde hace 19 años.
Los aviones de la agencia aterrizan en Mogadiscio, Dolo (ciudad etíope en la frontera con Somalia) y Wajir, en el norte de Kenia, para incrementar la ayuda percibida por las poblaciones locales.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha cifrado en 1.600 millones de dólares (1.100 millones de euros) la cantidad de ayuda necesaria para encarar la crisis. El Banco Mundial se ha comprometido a donar 500 millones de dólares.
FOTOS - FARAH ABDI WARSAMEH (AP) - 21-07-2011
Abdihakin Omar, de 3 años, procedente del sur de Somalia, es atendido en un hospital de Mogadiscio de una malnutrición severa.- FARAH ABDI WARSAMEH (AP)
"Somos testigos de sufrimientos enormes. Confío en que la comunidad internacional pueda aumentar las ayudas. La población somalí ha precipitado en la desesperación más oscura", ha dicho Mohammed Ibrahim, viceprimer ministro somalí. La ONU declaró el estado de hambruna en dos regiones del sur de Somalia. Según los expertos, el número de somalíes que necesitan ayuda aumentó de 2,4 a 3,7 millones en solo seis meses.
Por sí sola, la sequía no explica por qué Somalia es el país más afectado ni la dimensión del desastre para cerca de tres millones de personas, las que viven en el sur del país. La FAO alertó en octubre del riesgo de sequía. Kenia y Etiopía cuentan con Estados capaces de canalizar los recursos propios y los internacionales para atender a la población y planificar la distribución de alimentos y el transporte de agua en caso de emergencia.
Somalia no. Allí, en una situación de guerra desde 1991, la ayuda estatal apenas existe -en el sur, sencillamente, no hay Estado- y la internacional está llegando tarde.
A principios de 2010, el Programa Mundial de Alimentos se retiró de la zona. Al Shabab pretendía cobrar tasas para la distribución alimentaria o evitar que hubiera mujeres entre las organizaciones que llevaban la ayuda.
Los elevados precios internacionales de los alimentos contribuyen decisivamente al caos. Con una cabra, un ganadero somalí podía comprar unos 300 kilos de grano. Ahora, esa cabra solo le sirve para conseguir 50. En un país que depende casi por completo de la agricultura y donde las familias emplean entre el 75% y 80% de su renta en comer, esa diferencia es crucial.
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